lunes, 18 de abril de 2011

Prólogo

Un día cualquiera, en cualquier lugar, aparece un hermoso príncipe, cualquiera pensaría que es un príncipe azul, pero, esta vez, en este cuento, es un príncipe blanco, y sin armadura, solo con un chándal y unas zapatillas azules. El increíble corcel blanco, fue sustituido por una vieja bicicleta naranja, y el gran castillo, se convirtió en una parada de autobús.
            Hablemos de la princesa que se enamoró de él, tan ingenua e infantil como para pensar que su hermoso príncipe blanco se enamoraría de ella y la llevaría sentada en el manillar de su bicicleta hacía la parada de autobús. Cuatro años, cuatro estúpidos años que la separaban de su príncipe, que no la dejaban que la tomaran en serio, cuatro años que hacían que todo el mundo pensara que era muy pequeña pera él.
¿El final de esta historia? Solo ellos lo saben.
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Siento haber borrado todo rastro de la antigua novela, pero nunca me acabó de convencer, sin embargo, creo que esta me está gustando, y espero que vosotras penséis lo mismo.

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