miércoles, 20 de abril de 2011

Capítulo 3 Un minuto que duraría para siempre.


Me adelantaré hasta el momento en el que Dani y Ángel se vieron por primera vez, un minuto nada más fue lo que duró su encuentro, pero fue tan intenso para Dani y tan extraño para Ángel. Hoy era la primera clase de Historia y Cultura de las Religiones de Dani, y subieron al piso donde se encontraban los alumnos de 4º de Eso y de 1º y 2º de Bachiller para buscar a su profesora. Justo en el momento antes de que Lara fuera a abrir la puerta de 1º, por el otro lado, alguien la abrió y le dio en la cabeza a ésta. Ese alguien era Ángel, que se agachó hasta la altura de Lara para comprobar que estaba bien, justo lo mismo que hizo Dani, los dos se miraron durante ese minuto tan increíble. “¿Por qué no deja de mirarme?” pensaban. Dani, se sintió extraña, sentía como si en su estómago tuviera mariposas, pero, no sabía que eso significaba estar enamorada. Por otro lado Ángel la miraba y por un lado se sentía conmovido con aquella niña tan pequeña, pero por otro lado, sentía algo extraño en su interior, ¿sería capaz aquella niñita hacer que él sintiera algo por ella? Claro que no, se dijo.
-Siento haberte dado con la puerta.-le dijo a la chica de ojos azules a la vez que sonreía.
-No te preocupes-le sonríe-estoy acostumbrada a verme en el suelo.
            La ayuda a levantarse, se despide y se vuelve a meter en clase, mientras que los demás se vuelven y se encuentran con su profesora de HCR (Historia y Cultura de las Religiones)
            Dani aún se sentía aturdida, no sabía por qué, sentía la necesidad de volver a verlo. De repente, por un segundo, dejó de pensar en David. Extraño, pero posible. Al fin y al cabo, aunque ella no lo supiera, estaba enamorada.
            Pasaron las clases y se acabó aquel día tan importante para ella. Por fin se fueron a la parada, pero en desacuerdo con las demás. Ella e Iván se fueron en una línea diferente a la de las demás, y esta línea se encontraba en otra parada. Más tarde sabréis por qué le doy tanta importancia.


            Un día nuevo se acercaba por la ventana. Dani se preparó de la misma manera que el día anterior y caminó de nuevo hacia la parada. Allí se encontró con Lara y Alicia, pero Laura no estaba, la llevaría su padre.
-¿A qué no sabes qué?-le dice Lara a Dani.
-No ¿qué?
-Ayer vimos a el chico ese de bachiller tan guapo en la parada.
-¿Y?
-Pues que según como lo mirabas cualquiera diría que te gusta.
-Pues no.
-Mejor, ¡todo para mí!-dice Alicia.
            En ese momento llegó el autobús, se subieron a él y volvieron a hacer el mismo trayecto que a partir de ayer harían todos los días.

Pasado un año…

-¡Dani corre que no llegamos!-repetía Laura.
            Iban a perder el autobús y todo por haber estado tocando demasiado tiempo la guitarra. Se echó un último vistazo en el espejo. Preciosa. Cogió el bolso y salió corriendo por la puerta. Había sido una elección acertada ponerse esas converse.
            Estaban a unos metros de la parada, pero no llegaron a tiempo y vieron como se iba el autobús delante de sus narices.
-Será mejor que las llame y les diga que vamos a llegar tarde.-dijo.
            Cogió el móvil de bolso y tecleó los tres primeros números. No pudo continuar, vio como se acercaba a ella Ángel, aquel chico que una vez conoció y que nunca se lo pudo despegar de la mente. Pensó, que ahora que era más mayor, y tenía un tipo perfecto se fijaría más en ella. Pero, ¿cómo un chico de 2º de Bachiller se iba a fijar en una de 2º de Eso? Difícil era, aunque no imposible. Se miró en el espejo de mano par asegurarse de nuevo que estaba perfecta, y así era. La naturaleza había echo un buen trabajo con ella. Sus pequeñas mejillas sonrojadas desaparecieron junto con la barriga de niña pequeña. El pelo le creció de manera que se lo pudo cortar a capas y resaltarle más todavía sus bonitas facciones. Sus ojos seguían siendo increíbles, pero esta vez, reflejaban más madurez (y un poco de rimel).
            Ángel se acercó a ella y de una manera indiferente la saludó y siguió caminando. Gracias a un par de amigas nuevas había conseguido que le saludara todos los días, pero nada más. Supuso que a lo mejor, al ver lo que el varano había echo con ella, a lo mejor la empezaba a gustar. Pero sólo la miró un mísero segundo. Aunque para ella, ese segundo fue genial, porque estaba pensando en ella.
Narrado con los pensamientos de Ángel.
            Iban a un partido de fútbol, cuando en la parada, se encontró con la primerina que la presentaron el año pasado. Pero, algo había cambiado en ella, estaba, más delgada, más guapa, más madura. Lo que hizo que lo que sentía por ella se multiplicara por cien. Pero se sentía como un iluso. ¿Cómo una chica de 2º de Eso se iba a enamorar de uno de 2º de Bachiller? Para ella sería como su padre, o un hermano mayor. Era impensable que de ahí surgiera algo, si eso una amistad, pero ahí se quedaba.
            Se acercaba más a ella y su corazón latía cada vez más rápido, no sabía si saludarla o ignorarla, no, eso no, se sentiría mal, también podía dar media vuelta e ir por otro lado, pero sería mucha casualidad.
-Hola- dijo finalmente.
Intentó no mirarla mucho, para que no pareciera raro. Genial, no respondía, ella sí que le estaba ignorando o quizás…

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